por Carlos Ilardo
La polémica decisión de la federación internacional acompaña la determinación tomada por otras entidades deportivas. Voces a favor y en contra que trascienden al juego. Artículo por Carlos Ilardo, publicado en InfoBAE. Reproducción del artículo con el amable permiso del autor. | En la foto: atalia Parés Vives | Foto: Carlos Ilardo N
Natalia Parés Vives | Foto: Carlos Ilardo |
La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas por su fundación en París en 1924) anunció que regulará la participación de sus ajedrecistas transgénero; la medida apunta a las mujeres trans, las que deberán aguardar por un tiempo indefinido, que podría ser al menos de dos años, para la aprobación de su participación en competencias femeninas. De acuerdo con la nueva reglamentación las jugadoras trans sólo competirán en pruebas absolutas (allí se reúnen ajedrecistas de ambos sexos), pero no en los reservados exclusivamente para mujeres.
La decisión encendió la polémica, dividió las opiniones en el ámbito del juego y disparó un torrente de agravios hacia el organismo rector de la actividad; algunas jugadoras, integrantes de los colectivos transgénero creen estar frente a un acto de discriminación y alegan que no existe ninguna ventaja física en la práctica del ajedrez. “La nueva normativa hará que los ajedrecistas trans de todo el mundo se enfrenten a un horrible dilema: transición o abandonar el ajedrez. Esta espantosa situación provocará depresiones e intentos de suicidio”, sentenció la ajedrecista y activista trans francesa, Yosha Iglesias.
La presidenta de la Comisión de la Mujer y el Ajedrez de la Federación Española, María Rodrigo Yanguas, opinó: “Estamos hablando de un deporte mental donde el componente físico no es decisivo”. Mientras que Cathy Renna, directora de comunicaciones del Grupo de Trabajo Nacional LGBTQ+ en los EE.UU., fijó su postura sobre el tema: “Pareciera ser un caso de ‘pánico trans’, sin justificación, no basado en la realidad y una vez más marginando a las personas trans”.
El gran maestro catalán, Miguel Illescas, ocho veces campeón de España, integrante del equipo de IBM en el match que Deep Blue venció a Kasparov en 1997, y director de la Revista Peón de Rey, le entregó a Infobae una postura en contramarcha con los reclamos: “Hoy en el ajedrez existe una abrumadora diferencia de nivel y de participación entre ambos sexos, por lo que deberían hacerse los esfuerzos necesario para elevar la cantidad y la calidad de las jugadoras para corregir ese desequilibrio histórico”.
¿Tan grande es la brecha de participación de hombres y mujeres?
Hace dos años, en mi revista de ajedrez publicamos un estudio con los ajedrecistas federados, si bien el registro lo componían más de 365 mil jugadores, en actividad contábamos con 194.123. De ellos, 174.565 eran hombres (89.92%) y 19.558, mujeres (10.08%). Esto nos enseña que la participación femenina es muy baja, 1 mujer cada 10 hombres. Y si lo segmentamos por edad, por menores entre 14 y 10 años, la diferencia se suaviza: 1 niña cada 5 niños.
Otro dato no menor está relacionado con la fuerza de juego de los ajedrecistas, la que se mide a través de un ranking. Si la N°1 femenina, la china Hou Yifan se la clasificara junto a los varones ocuparía el puesto N°124, y la campeona mundial, Wenjun Yu se ubicaría, 333°. Hasta el momento ningún estudio científico se ocupó de señalar las razones de por qué las mujeres tienen distinto nivel en el ajedrez que los hombres.
El movimiento feminista y el proceso de igualar los derechos de mujeres y hombres es algo muy reciente en la historia de la humanidad; nadie cuestiona hoy en día el pedido de igualdad de género en las sociedades modernas. Pero en el ámbito del deporte, las autoridades mantienen que mujeres y hombres compitan de forma separada en la mayoría de las disciplinas.
En tanto la lucha por la inclusión de atletas trans se la conoce desde hace decenios; ya en 1977, la Corte Suprema de Nueva York falló a favor de la participación de la tenista Renée Richards -antes Richard Raskind- en la categoría femenina del Open de EE.UU. Aquel caso pionero y emblemático se expandió e hizo réplicas en la mayoría de los deportes de élite. ¿Los últimos?, la halterófila australiana Laurel Hubbard -compitió en Tokio 2021-, y la nadadora norteamericana Lia Thomas.
Con su reciente comunicado la FIDE se sumó a otras federaciones como atletismo, natación o rugby, que prohibieron a sus deportistas trans a participar en pruebas femeninas.
Es que el marco legal que regula la participación de los deportistas trans aún no tiene un desarrollo exhaustivo y depende de cada disciplina o federación. En noviembre de 2022, el Comité Olímpico Internacional (COI), anunció la supresión de criterios anteriores -por ejemplo, el control de los niveles de testosterona por debajo de 10 nanomoles por litro de sangre o la cirugía de reasignación de sexo al menos dos años antes de la competición-, y estableció que será incumbencia de cada federación designar el marco para la participación de las mujeres trans, de las que dice que “no debe presumirse que tengan una ventaja automática sobre las mujeres cisgénero (las identificadas con su propio sexo genético)”. La recomendación no fue tenida en cuenta por la FIDE en su nueva normativa.
“La política sobre transexuales de la FIDE es ridícula y peligrosa. Es obvio que no han consultado a ningún jugador transgénero para construirla. Le pido a la FIDE que dé marcha atrás y contrate mejores asesores”, dijo la maestra norteamericana Jennifer Shahade.
El gran maestro catalán, Miguel Illescas, ocho veces campeón de España está de acuerdo con la medida y da sus razones. Los presidentes de las federaciones de ajedrez de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania consideraron que la nueva regulación es discriminatoria. La alemana Ingrid Lauterbach, aseguró que las mujeres trans podrán participar en torneos femeninos en todo el territorio alemán, y el inglés Malcolm Pein, no retrocedió: “No hay valor intrínseco para ser mujer u hombre cuando se trata de jugar al ajedrez”
Morgen Mills, de 38 años, que en 2022 se convirtió en la primera ajedrecista transgénero canadiense en representar a su país en un torneo internacional, señaló: “Hasta donde sé, nadie sabía que era transgénero, o si lo sabían, no les importaba; este cambio de la FIDE me sorprende”.
“Es que el nuevo marco del COI proviene de un enfoque basado en los derechos humanos”, explicó Joanna Harper, deportista transgénero, médica y asesora del COI. Y agregó: “Las ventajas que tienen las mujeres trans sobre las mujeres cisgénero dependen del deporte. Si las mujeres trans son, de media, más altas que las cis, esto es una ventaja en el baloncesto, pero no en la gimnasia. No obstante, las encuestas nos indican que la mayoría de las deportistas cisgénero se oponen a la presencia de mujeres trans en el deporte femenino”.
Al ser consultado el maestro Miguel Illescas, sobre si los hombres y las mujeres deberían competir por separados o si es conveniente mantener en el ajedrez las pruebas femeninas, contó: “Los que rechazan la necesidad de mantener las competencias femeninas son aquellos que saben poco o nada de ajedrez y lo encasillan como una actividad puramente intelectual; desde la ignorancia opinan de la igualdad total y absoluta de ambos sexos frente al tablero”.
Illescas, casado con la gran maestra ucrania Olga Alexandrova, la mamá de sus dos hijas, Marina y Diana, agregó: “Si se les consultara a los dirigentes y jugadoras profesionales les explicarían la necesidad de mantener las pruebas femeninas y la conveniencia de sumar estímulos para animar su participación en los torneos.
No todas las mujeres son portentos; Judit Polgar, o Beth Harmon -en la ficción en la serie Gambito de Dama- son de las pocas excepciones, pero aquí hablamos de comparar sexos no individuos, por eso no deberíamos engañarnos ya que si no hubiera premios femeninos ni invitaciones no habría casi ninguna jugadora profesional”.
Desde su fundación, el 20 de julio de 1924, la FIDE se encarga de la organización de sus competiciones; los torneos abiertos y cerrados (para invitados), individuales y por equipos, divididos en categorías: absoluto (para hombres y mujeres), femeninos (exclusivo para damas) y mixta (en pruebas por equipos). Incluso en ellas pueden participar jugadores con capacidades diferentes.
Hace un siglo que la FIDE mantiene la división entre ajedrez masculino y femenino pero la actual presencia del movimiento LGBTQ+ (Lesbiana, Gay, Bisexual, Transexual, Cuestionados y más) diversifica y acompleja esa brecha; el tema transgénero pasó de ser un tratamiento científico a uno ideológico. “Debemos ser prudentes con los derechos inalienables de nuestros ajedrecistas” le dijo el presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkovich a la corporación británica BBC.
La ex ministra de economía de Letonia, Dana Reizniece-Ozola, actual vicepresidente de la FIDE, contó que la gran cantidad de solicitudes de registro de cambio de género enviadas por las federaciones miembros (son 193 las afiliadas) impulsó el tratamiento del tema en el último Congreso llevado a cabo en Bakú, en agosto último. Allí se aprobó la Política de la FIDE reconociendo por identidad de género la que el individuo posee fuera de su vida ajedrecística. Aunque el espíritu de la Ley pareciera contradecirlo.
“En el caso de que el género haya cambiado de hombre a mujer, el jugador no tiene derecho a participar en eventos oficiales de la FIDE con mujeres hasta que se tome una decisión adicional; un análisis más detallado que realizará el Consejo de la FIDE lo antes posible, pero no menor a un período de 2 (dos) años. No hay restricciones para que las personas que cambiaron de género jueguen en la sección abierta”.
Además, la nueva regulación presenta un tratamiento desigual de un mismo tema. Un ejemplo son los títulos que los ajedrecistas conquistan en su carrera; la FIDE los diferencia según la transición.
“Si una jugadora posee alguno de los títulos femeninos (maestra Candidata, FIDE, Internacional o Gran Maestra), pero el género ha sido cambiado a un hombre, esos títulos femeninos serán abolidos”, dice el reglamento y agrega: “Pero si un jugador ha cambiado el género de un hombre a una mujer, los títulos anteriores siguen siendo elegibles”.
Otra provocación es el tratamiento a la solicitud de una nueva identidad federativa. El registro o credencial, denominado FIDE ID, se trata de un número individual asignado al jugador para su participación en torneos oficiales. Con la nueva normativa los ajedrecistas registrados con su anterior identidad de género y que ahora deseen cambiarla serán tratados como casos excepcionales. Es decir, para la FIDE el cambio de género no es motivo para adjudicar una nueva credencial, a menos que por una cuestión especial esa persona no desee revelar públicamente su identidad anterior. La decisión dependerá de una Comisión Cualificada, la que si no lo concede obligará al ajedrecista a mantener su anterior registro y tampoco será borrado su historial.
“Cuando solicité la modificación de género la FIDE me generó un nuevo perfil de jugadora con el mismo ID. Algo habitual en las jugadoras que cambian de apellido tras el matrimonio. Ahora, en cambio, se trata de una regulación con aversión a los derechos de la mujer en el deporte; no respeta nuestras vidas privadas y se permite el derecho de divulgar nuestros datos personales y de hacer publicidad de si somos trans o no” contó a Infobae Natalia Parés Vives, a los 68 años, la primera ajedrecista trans que tuvo el ajedrez.
En 1997, a los 42 años, Josep Parés Vives a través de una intervención quirúrgica torció su status y se transformó en Natalia Parés. “No fueron fáciles esos años, vengo de una familia católica y mi infancia y mi juventud (en la que militó en la Liga Comunista Revolucionaria) transcurrieron durante el franquismo. Hasta hace algunos años los gays y transformistas eran perseguidos en mi país”, asegura la ajedrecista que hoy forma parte de la coalición electoral “Unidas Podemos”. En sus años en actividad en la categoría femenina, Natalia conquistó varios subcampeonatos nacionales de España y Cataluña. Representó a su país en la Olimpíada en Dresde 2008 y el campeonato europeo por equipos en Novid Sad en 2009.
Así el debate queda abierto; la interacción de temas biológicos, deportivos, psicológicos, culturales y de derechos humanos, acaso, dificultan alcanzar un acuerdo que satisfaga el sentido común de todas las partes. Aunque tal vez el mayor obstáculo se encuentre en la persuasión política de sus dirigentes; que las tres principales figuras y con mayor poder en la FIDE, el presidente, Dvorkovich, y dos de sus vicepresidentes Reizniece-Ozola y Sheikh Saud Bin residan en Rusia, Qatar y Dubai, tres naciones donde las comunidades LGBTQ+ fueron silenciadas por el miedo al rigor de la Ley contra la propaganda homosexual (incluso Putin en Rusia anunció la creación de institutos psiquiátricos para analizar el comportamiento de los homosexuales), acaso, se conviertan en el enroque más difícil de vulnerar.
Fuente: chessbase.com