Por: Eduardo Bermúdez Barrera Ph.D
Profesor Universidad del Atlántico
Dragoljub Janosevic (Foto archivo Eduardo Bermúdez Barrera Ph.D |
“The
player's greatest art consists in exploring the possibilities of bringing the
game to a position in which the normal relative values cease to exist."
M.M. Botvinnik
Hace cien años nació un ajedrecista que gustaba, como tantos otros, del póker, y, como muy pocos era un experto jugador a ciegas, pero quien ha sido quizá el único que, sin llegar a ser aspirante al título mundial, ni estar nunca entre los top 50 del mundo, derrotó a cuatro grandes ases de la historia del juego ciencia: Botvinnik, Petrosian, Tal y Fischer completando su póker de ases. Su nombre: Dragoljub Janosevic quien, además de vencer a los mencionados campeones mundiales, también se agenció victorias sobre un puñado de candidatos al título máximo del orbe, a saber: Bogolyubow, Bronstein, Larsen, Gligoric, Ivkov, Reshevsky, Hort, Nikolic, etc. ¿Cómo pudo superar a estos grandes jugadores de élite, sin pertenecer nunca él mismo a este exclusivo club? ¿qué don especial tuvo este gran maestro para lograr aquellas gestas, dignas solo de los grandes jugadores de la historia del noble juego?
Si
indagamos un poco en sus partidas nos daremos cuenta que alcanzaba posiciones
que, como dice el epígrafe de Botvinnik, son indispensables para tener éxito en
el ajedrez moderno. La demostración técnica en el final de torres contra el
propio Botvinnik en 1967, es un gran ejemplo de cómo imponer sistemáticamente
la ventaja en este tipo de finales. Su victoria vs. Tal, superándolo en el
terreno donde este se desempeñaba como pez en el agua: las combinaciones, es
una muestra fehaciente de su dominio de las distintas modalidades de juego -ya
lo había dicho Najdorf- el ajedrez no es un solo juego, son varios juegos en
uno y Janosevic no solo era un experto en el póker y en jugar a ciegas, sino
que se conducía con solvencia magistral en posiciones complejas y poco usuales,
por ejemplo, contra Petrosian, 1954, o en la aguda táctica siempre conservando
el sentido posicional o en imponerse con una técnica depurada luego de un
tratamiento original de apertura convencional, como en su victoria vs Fischer,
1967, con quien, por cierto, había empatado un minimacht en 1958.
Aparte
de sus brevemente reseñadas victorias sobre el póker de ases, -entiéndase
campeones mundiales-, Janosevic tiene como todo jugador clásico, excelentes
miniaturas
para
el deleite de la galería, ejemplo de ello son sus partidas vs Tagirov, 1953 y
contra Ugrinov en 1958, o, sus tablas vs Geller en 1968 partidas que han sido
profusamente comentadas. También, para destacar, su extraordinaria y
brillantísima derrota que el gran comentarista Hans Kmoch consideró una obra de
arte y aunque perdió contra Udovcic, 1957, recordémosle al lector que, en
ajedrez, para realizar una obra de arte se necesitan dos. Volviendo a algunas
de sus victorias, es menester destacar el golpe de gracia vs Pedrag Nikolic en
el campeonato yugoslavo, 1979, o la contundente jugada Txc5, vs Bogolyubow,
1952, que lo dejó con un dominio absoluto de los escaques negros luego de
recuperarse de una posición muy inferior. En la misma línea de sus golpes
tácticos sorpresivos está su movida 52…, d3 vs Ivkov, en el campeonato
yugoslavo de 1955.
Para
ser un gran artista del tablero se necesita una comprensión especial del mismo.
Podemos citar a Marcel Duchamp quien tenía al ajedrez como un arte sublime, el
creador francés sostuvo que «todos los artistas no son jugadores de ajedrez,
pero todos los jugadores de ajedrez sí son artistas». A Duchamp nivel de
competición no lo llevó a los más altos niveles, pero, su concepto, estaba muy
alto. Es decir, si su ELO de competición fue 2400, su ELO en la comprensión
estética del juego estaba, al menos, dos categorías por encima: +2800. Tengo un
amigo escritor y gran aficionado al ajedrez cuyo elo de jugador de club no pasa
de 2000, pero su ELO en la estética del ajedrez es no menos de 2400. Muchas
partidas de Janosevic se decidieron dentro de una gran lucha de golpes tácticos
y combinaciones poco usuales, ejemplos de esto, sus victorias contra Kholmov en
1963, o vs. Gligoric en Belgrado 1964, o, contra Kavalek en el campeonato de
Checoslovaquia de 1966 y, en el mismo año 1966, en Sarajevo, vs Matulovic, etc.
Queremos cerrar esta nota con la anécdota que sucedió en Suiza, mientras Janosevic daba una exhibición de simultáneas a ciegas en la cual se cuenta que, una linda joven suiza cuando se acercó al GM, gritó con sorpresa, como haciendo un gran descubrimiento y a la vez una denuncia pública: ¡pero si él no es ciego!
Finalmente, hay que decir que en la historia del ajedrez tenemos la fortuna de encontrarnos con artistas del tablero que han aportado obras maestras a nuestro milenario juego, Dragoljub Janosevic es uno de ellos y fue reconocido ya como tal en los años 70s cuando salió a la luz un libro titulado: Yugoslav Chess Triumphs, publicado en 1976 por Chess Informat y editado por Gligoric, Maric, Trifunovic y Janosevic.