Universidad del Atlántico
Svetozar Gligoric (Foto cortesía Dr. Eduardo Bermudez PhD) |
En febrero 2 de 2023, hace un siglo, nació en Belgrado, Svetozar Gligoric, autor del libro: “Yo juego contra las piezas”. Podemos interpretar esto como que, al extraordinario gran maestro serbio, le interesaba primordialmente el análisis objetivo de la posición, es decir, jugar contra las piezas en el tablero y no contra un individuo concreto de carne y hueso. Pero, ¿quién no estaría orgulloso de poder mostrar 25 victorias contra semejantes nombres propios como: Tigran Petrosian (le ganó 8 veces), Vasily Smyslov (6), Bobby Fischer (5) Max Euwe (2), ¿Mikhail Tal (2) o Mikhail Botvinnik (2)? Para mencionar, en primera instancia, solo a media docena de campeones mundiales contra quienes ganó empató y perdió.
Pero a la anterior lista hay que
agregar otra, mucho mayor, con más de tres docenas de candidatos al título
mundial y/o ajedrecistas de élite como: Bogolyubow, Vidmar, Tartakower, Keres,
Korchnoi, Bronstein, Reshevsky, Szabo, Polugaievski, Panno, Pilnik, Larsen,
Ivkov, Portisch, Hort, Olafsson, Taimanov, Filip, Najdorf, Averbakh, Stahlberg,
Benko, Torre, Timman, Vaganian, Sax, Seirawan, Speelman, Salov, Nikolic, Stein,
Pachman, Anderson, Miles, Liuboievic, Kavalek, etc. A quienes el serbio también
les hizo inclinar su rey en diversas ocasiones. Gligoric fue reconocido como
leyenda viva del ajedrez mundial cuando le dedicaron un supertorneo en Niksic,
1983, con motivo de su cumpleaños número 60. El Torneo lo ganó Kaspárov con
segundo lugar de Larsen.
Como Gligoric no hay dos,
pues fue oficialmente candidato al título mundial de ajedrez en 1953, 1959 y
1967. Ganó doce veces el campeonato de Yugoslavia. Escribió varios libros y
centenares de columnas de ajedrez. Su columna titulada La Partida del Mes,
constituyó un deleite mensual para los aficionados del juego ciencia de todo el
mundo. De su amplia contribución a la literatura ajedrecística quisiera
destacar, por la indeleble impresión que causaron en mí, un libro y una sola
columna. Su libro sobre el Macht del Siglo: Fischer vs. Spassky, es un clásico
en el que se puede aprender de sus sesudos y muy autorizados análisis de quien
tenía un profundo conocimiento del juego mismo y, por supuesto, de los
contendores con quienes había compartido en múltiples ocasiones.
En el citado libro sobre el
encuentro de Reikiavik, Gligoric hace acopio de su gran cultura literaria
cuando, luego de la incomparecencia de Bobby Fischer a la segunda partida del citado
encuentro, cita el libro de Norman Mailer “Caníbales y cristianos”, comparando
la actitud de rebelde adolescente de Fischer con el protagonista de la novela
de Mailer. También en ese libro el gran Svetozar nos enseña que el verdadero
niño prodigio fue Spassky, quien había derrotado a Botvinnik en simultáneas a
los tiernos once años, mientras Fischer desplegó su fuerza magistral solo
después de los trece años.
En cuanto a la columna, la que
queremos destacar es una que escribió referida a la extraordinaria partida que
ganó Spassky a Ghitescu, en el torneo Hoogovens, 1967. Cuenta Gligoric que
luego de finalizada la espectacular partida, los maestros presentes se
reunieron, como de costumbre, para analizar lo que había ocurrido, pero, cuando
le indagaban a Spassky por alguna continuación o explicación concreta, este no
daba ninguna secuencia de cálculo precisa, sino que afirmaba completamente
convencido que esa era la jugada y que él lo sabía. En el segundo lustro de los
años sesenta Spassky era sin duda en jugador más fuerte del mundo y Gligoric
dejó un maravilloso testimonio de ello con esta columna inmortal.
Para destacar, dentro de sus
mejores partidas, podemos mencionar un puñado de ellas en donde es
indispensable recordar sus magníficas producciones, por ejemplo: contra Najdorf
con piezas negra en Mar del Plata, 1953, donde nació la Variante Mar del Plata
en la Defensa India de Rey, también con piezas negras su famosa victoria contra
Petrosian en Zagreb, 1970. Conduciendo los trebejos blancos derrotó a su
compatriota Matulovic en Palma de Mallorca, 1970, así tan contundente como lo
había hecho al legendario Paul Keres en el encuentro URSS vs Yugoslavia, 1958. Otra
vez con piezas negras vence Mikhail Tal en la primera partida de match de
candidatos, 1968. O su sexta victoria, por solo una derrota, contra el sólido
Ulf Anderson en Niksic, 1983.
Finalmente, no podía faltar en
esta nota sobre el centenario de Gligoric, una mención especial a su amistad con
Bobby Fischer. Esta comenzó cuando coincidieron en el Interzonal de Portoroz,
1958 y jugaron en la decisiva ronda 21 haciendo tablas, resultado que sellaba
un exitoso torneo para ambos. Más adelante siguieron encontrándose en Zúrich,
1959, en el Torneo de Candidatos, Bled-Zagreb-Belgrado, 1959, en el torneo
Sesquicentenario de Buenos Aires, 1960, en la Olimpiada de Leipzig, 1960, Bled,
1961, En el Interzonal de 1962, en las olimpiadas de Varna, 1962, La Habana,
1966 y Siegen, 1970, en Montecarlo, 1967, en Zagreb, 1970, en el interzonal de
Palma de Mallorca, 1970 y en el match de entrenamiento de 1992.
El colofón de su estrecha amistad con Bobby Fischer está en su libro: SHALL WE PLAY FISCHERRANDOMCHESS, 2002, donde como profundo conocedor del ajedrez y como producto de su cercanía con Fischer, anticipa lo que hoy ya es una realidad cada vez más clara: que el futuro del juego ciencia está en dirección a potenciar el gran invento de Bobby el CHESS960. Para 2022, la FIDE ha hecho oficial el Campeonato Mundial de Ajedrez960, donde sobresalen Carlsen, Nakamura, Nepomniachtchi, Wesley So, Svidler, Aronian, Leko, Adams, etc.