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10 julio 2022

El pensamiento ajedrecístico en el marco de los estándares intelectuales universales (I)

 por Uvencio Blanco Hernández

El ajedrez es un juego que, después de muchas aproximaciones, metáforas y definiciones, ha derivado como un deporte cuyo escenario es la mente humana. El deporte es un fenómeno social, un valioso activo cultural que el ingenio humano ha derivado y creado —mediante múltiples formas y expresiones derivadas del juego— a través de centurias.


  • El ajedrez es un juego que, después de muchas aproximaciones, metáforas y definiciones, ha derivado como un deporte cuyo escenario es la mente humana.
  • El ajedrez es un juego de la mente en el cual se verifica un continuo de elaboración, propuesta y resolución de problemas, de toma de decisiones y generación de pensamiento lógico matemático, crítico y creativo en situaciones de incertidumbre.
  • El pensamiento crítico presupone el conocimiento de las estructuras más básicas del pensamiento y los estándares intelectuales más básicos del pensamiento.

El ajedrez como bien cultural

El deporte es un fenómeno social, un valioso activo cultural que el ingenio humano ha derivado y creado -mediante múltiples formas y expresiones derivadas del juego- a través de centurias. En relación con este hecho, el ajedrez presenta una serie de características comunes a otras expresiones deportivas porque es universal, no pertenece a ninguna clase o grupo social, no tiene estatus económico, no está asociado a ideología o religión alguna, no presenta discriminación de género, es un elemento de integración social y accesible a todos a través de diferentes medios; incluyendo los juegos o deportes electrónicos.

En “Ajedrez, patrimonio cultural de la humanidad” (Blanco, U. 2020) afirma que:

Es por ello que estas particularidades y valores del ajedrez, conjuntamente con su presencia civilizadora de más de quince siglos, nos permiten reconocer el juego de ajedrez como una forma de enaltecer el espíritu humano y como un elemento precioso de nuestra herencia planetaria. En este sentido, admitimos que el ajedrez ha dado a los hombres un mensaje de elevación intelectual llevándolos a regiones superiores del conocimiento y proveyéndolo de una fuente inagotable de emociones.

Visto así, el ajedrez es un juego que, después de muchas aproximaciones, metáforas y definiciones, ha derivado como un deporte cuyo escenario es la mente humana. El ajedrez ha sido asimilado con la guerra y la paz, el arte, el deporte, la ciencia, la política, los negocios e inclusive, la vida misma. Y, en consecuencia, definido desde la perspectiva de esos mismos dominios: como juego, deporte, arte, ciencia, etc.

Sin embargo, para el común de los mortales podemos simplificar diciendo que el ajedrez es:

Un juego de mesa de tipo estratégico, jugado entre dos personas cuya finalidad es hacer abandonar o dar jaque mate al Rey del contrario. Se practica sobre un tablero de 64 casillas alternadas de color claro y oscuro; donde cada jugador dispone de 16 figuras llamadas blancas y negras, desglosadas como sigue: un rey, una dama, dos torres, dos alfiles, dos caballos y ocho peones. Se estima que su antigüedad es superior a los 1.500 años.

O esta más sencilla:

Juego de mesa –de tipo intelectual- practicado por dos personas, sobre un tablero cuadriculado de 64 casillas (mitad claras y mitad oscuras), en el que se encuentran dos grupos de piezas (blancas y negras), constituyendo ejércitos con 16 piezas cada una y cuyo objetivo es el de rendir o dar “mate” al rey contrario.

Sin embargo, hemos ido un poco más allá al intentar definir ajedrez desde un enfoque cognitivo como “Juego de la mente en el cual se verifica un continuo de elaboración, propuesta y resolución de problemas, de toma de decisiones y generación de pensamiento lógico matemático, crítico y creativo en situaciones de incertidumbre”.

En esta aproximación nos referimos a tres habilidades de pensamiento distintas: lógico matemático, crítico y creativo; cada uno de los cuales presenta características específicas pero que se manifiestan y coinciden de distinta manera a lo largo de una partida de ajedrez.

Otro enfoque del concepto de pensamiento crítico

Al igual que la definición de ajedrez, el concepto de pensamiento crítico también puede expresarse mediante una gran variedad de definiciones; tal y como ya lo hemos mostrado en artículos anteriores; aunque siempre en relación con el objeto o el propósito para el cual vaya a ser aplicado.

Paul, R., & Elder, L. (2005), caracterizan el concepto de pensamiento crítico en los siguientes términos:

El pensamiento crítico es el proceso de analizar y evaluar el pensamiento con el propósito de mejorarlo. El pensamiento crítico presupone el conocimiento de las estructuras más básicas del pensamiento (los elementos del pensamiento) y los estándares intelectuales más básicos del pensamiento (estándares intelectuales universales). La clave para desencadenar el lado creativo del pensamiento crítico (la verdadera mejora del pensamiento) está en reestructurar el pensamiento como resultado de analizarlo y evaluarlo de manera efectiva.

En cuanto a su aplicación en actividades de aula, estos autores estiman que “al fomentar las habilidades del pensamiento crítico, es importante que los profesores lo hagan con el propósito final de desarrollar características del pensamiento. Los rasgos intelectuales o disposiciones, distinguen a un pensador habilidoso pero sofisticado, de un pensador habilidoso y justo”.

Adicionalmente, establecen comparaciones entre aquellos que utilizan adecuadamente su pensamiento crítico respecto a quienes no. Por ejemplo, sostienen que “los pensadores críticos justos son intelectualmente humildes e intelectualmente empáticos; poseen confianza en la razón y en la integridad intelectual. Muestran coraje intelectual y autonomía intelectual. Es posible desarrollar algunas habilidades de pensamiento crítico en una o más áreas dentro del contenido sin desarrollar, en general, las habilidades del pensamiento crítico”

Estándares Intelectuales Universales

Observemos que aquí hemos hecho referencia a que “El pensamiento crítico presupone el conocimiento de las estructuras más básicas del pensamiento y los estándares intelectuales más básicos del pensamiento”. En la presente nota vamos a acercarnos a esta interesante relación.

El DRAE nos señala que estándar es aquello que sirve como tipo, modelo, norma, patrón o referencia. Tipo, modelo, patrón, nivel. Implica que este término está íntimamente asociado al de calidad de un proceso dado.

Los estándares abarcan la mayoría de los dominios del conocimiento humano y pueden ser clasificados en varias categorías bien diferenciadas. Son conocidos los estándares de calidad, seguridad, cantidad, de tiempo, seguridad, costo, contabilidad, etc.

Los estándares de calidad establecen un criterio de certificación sobre la aptitud de un elemento, servicio o proceso por sus características y cualidades. Se refiere a comprobar las buenas condiciones que tenga la materia prima que un negocio recibe, además de controlar que la producción sea de buena calidad.

Los de tiempo se refieren al tiempo que se debe tomar la elaboración de un producto. Se establecen para que se tenga un criterio de equilibrio e idoneidad en el valor de los recursos a invertir para que se lleve a cabo un proceso.

Aquellos referidos a la cantidad, de cantidad, se relacionan con la cantidad de existencias de producto terminado, el volumen de producción o la cantidad existente de materias primas. Es decir, establecen un criterio de idoneidad con respecto a un número o volumen ideal.

Los estándares de contabilidad son aquellos que sirven para la medición, interpretación, procesamiento, cálculo y comunicación de la información financiera de una empresa.

Los de costo están referidos a las pautas que un producto debe cumplir para que su comercialización sea rentable. Es decir, corresponde a los costos obtenidos de todo el proceso de producción, yendo desde la presentación del producto hasta datos de interés para los consumidores, además de los costos de administración.

Estándares de seguridad establecen los requerimientos para la seguridad de los productos, servicios y procesos.

Mientras que los ambientales pueden ser leyes a cumplir obligatoriamente o que sean adoptados por una industria o empresa de forma voluntaria para tener una buena gestión del ambiente.

Así, los estándares intelectuales universales son aquellos utilizados cuando existe la necesidad de verificar la calidad del razonamiento sobre un problema, asunto o situación. Según este enfoque, pensar críticamente implica dominar estos estándares.

De nuevo, Paul, R. y Elder, L. consideran que “para ayudar a los estudiantes a aprenderlos, los profesores deben formular preguntas que exploren su capacidad de pensar críticamente; preguntas que provoquen que los estudiantes se responsabilicen por su pensamiento; preguntas que, al formularse con regularidad en el aula, se vuelvan parte de las preguntas que los estudiantes necesitan formular. La meta final es, entonces, que estas preguntas se fusionen en el proceso de pensar de los estudiantes hasta que se conviertan en parte de su voz interior que los guiará, a su vez, a un proceso de razonamiento cada vez mejor”.

Fuente: chessbase.com