Giri triunfa y suelta por fin su talento
El neerlandés cambia su estilo conservador por el ataque y tumba a Niepómniachi en el desempate final
Enorme talento sin miedo, igual a triunfo. Muchos aficionados se han hartado durante años de que Anish Giri se arrugara cuando debía arriesgar o que no buscara la victoria con ahínco. Esta semana lo hizo y hoy ganó de manera impecable (2-2, 2-2 y 2-0 en el desempate) a Ian Niepómniachi en la final del torneo rápido por internet Magnus Carlsen Invitational; el neerlandés cobrará 60.000 dólares (50.291 euros) por 40.000 (33.527) del ruso. El campeón del mundo se lleva los 25.000 (20.948) del tercer premio tras ganar con claridad (3-1 y 2-1) al estadounidense Wesley So (15.000 dólares, 12.569 euros).
A un mes de que se juegue en Yekaterimburgo (Rusia) la segunda mitad del Torneo de Candidatos, con Giri en el tercer puesto a un punto de Niepómniachi y el francés Vachier-Lagrave, el neerlandés resumió así sus sentimientos como ganador: “Esta victoria es muy valiosa porque llega muy cerca del Candidatos, lo que sin duda influirá muy positivamente en mis ganas de continuar con el entrenamiento para Yekaterimburgo”.
Un aficionado tuiteó el sábado que Giri parecía Mijaíl Tal (1936-1992), el legendario campeón del mundo que brilló sobre todo por su extraordinaria creatividad e ilimitada tendencia al riesgo. Aunque esa opinión resulta muy exagerada -sobre todo, porque las posiciones más intensas que ha generado Giri en este torneo provienen con frecuencia de aperturas muy conocidas y aprendidas de memoria-, es cierto que el neerlandés de los últimos nueve días tiene muy poco que ver con ese desesperante jugador cuyo talento era tan enorme como su miedo a perder, capaz de producir un alto número de partidas aburridas o empates frustrantes.
El asalto inicial de este domingo ilustró todo ello nuevamente. Giri se lanzó en plancha con negras a una variante muy aguda y logró una posición de ataque tan peligrosa para el ruso que este tuvo que buscar una combinación que forzase el empate por repetición de jugadas. La 2ª manga empezaba bien para el neerlandés mientras Carlsen confirmaba la buena impresión que dio el sábado con otra victoria, con negras, en la partida inicial frente a un desmotivado So.
Los dos jugadores dominantes utilizaron bien las piezas blancas en el 2º asalto. Carlsen, para lograr un empate muy incómodo que le ponía a solo medio punto de finalizar tercero. Y Giri, para exhibir su conocimiento enciclopédico de las aperturas, en este caso de una variante aguda contra la Defensa Siciliana con la que logró una prometedora posición, convertida no mucho después en ventaja decisiva. Además, Giri no falló en el instinto asesino necesario para rematar con precisión, y así se registró la primera victoria de la final tras seis asaltos.
Cuando Carlsen se aseguró el tercer puesto con otro empate cómodo en el tercer asalto, el otro tablero echaba fuego. Giri seguía en la versión más desconocida de sí mismo, asumiendo riesgos aunque el empate le favorecía mucho. Niepómniachi se lanzó a un sacrificio de calidad (torre por un alfil) a cambio de mucho ataque. Pero si este no le salía bien, podía perder. No ocurrieron ninguna de las dos cosas, Giri salió vivo del lío, devolvió la calidad y luego empató con buena técnica un final de torres.
Ganar con negras a Giri en partidas rápidas es algo que Niepómniachi ya había hecho cuatro veces. De hecho, su balance en esa modalidad con el neerlandés le favorecía en ese momento por doce victorias, diez derrotas y 32 empates. Pero es muy probable que nunca lo hiciera contra un Giri tan confiado en sí mismo, que se limitó a adoptar con blancas una posición muy sólida para obligar al eslavo a estropear la suya si quería atacar.
Niepómniachi lo hizo, y tan bien que logró una posición ganadora, según los monstruos de silicio. Pero todo indica que el miedo escénico le pudo: con tiempo de sobra (nueve minutos) se puso a jugar muy rápido sin necesidad alguna y tiró toda su ventaja por la borda. Pero Giri no estuvo fino en ese momento clave y le permitió recuperar buena parte de ella. Esta vez, el ruso no falló y llevó el duelo al desempate relámpago.
El balance en esa modalidad también era favorable a Niepómniachi: seis victorias, tres derrotas y cinco empates. Pero, fiel a la decisión de cambio radical en su estilo que había tomado antes de este torneo, Giri se lanzó al ataque con las blancas en la primera de las dos partidas extra. Y ahora no resultaba exagerado compararlo con el inolvidable Tal, quien sin duda aplaudió desde su tumba el arrojo kamikaze del neerlandés. Según las máquinas, su posición era perdedora tras sacrificar una pieza por un peón, pero la defensa precisa era muy difícil a esa velocidad (cinco minutos para toda la partida más tres segundos después de cada movimiento). De pronto, la jugada más natural era la peor, y Niepómniachi cayó en la trampa.
El golpe fue demasiado duro para el eslavo, incapaz en el 2º asalto de crear problemas serios a Giri, quien además jugó muy bien de principio a fin, hasta lograr otra victoria muy merecida. Por fin, su brillo y valentía han sido proporcionales a su talento. T los dioses del ajedrez estuvieron además de su parte en el momento decisivo.
Carlsen no ha ganado ninguno de los cuatro torneos -tampoco el clásico de Wijk aan Zee (Países Bajos) en enero- que su empresa, Play Magnus, promovió nada más estallar la pandemia; So ha triunfado en dos y el azerbaiyano Teimur Radyábov en el otro. So domina la clasificación combinada a falta de cinco para los nueve previstos (el próximo se disputará del 24 de abril al 2 de mayo) con clara ventaja sobre el escandinavo, 2º, quien se despidió transmitiendo un sentimiento agridulce: “No he jugado bien cuando la presión era más grande, pero sí mejor que en torneos anteriores, de modo que es un paso adelante, aunque me hubiera encantado estar en la final”. A ocho meses del duelo por el título mundial en la Expo Universal de Dubái, su crisis no es todavía muy alarmante.
Fuente: elpais.com