por Romelio Milián González
En los anales trebejísticos descansa la memoria viva del noble juego y con ella toda la deslumbrante y rica historia acerca de su surgimiento, donde la leyenda ha jugado un protagonismo sin precedentes, en total complicidad con la profundidad de los siglos, reservándose aún incógnitas que hacen titubear a la certeza en relación al conocimiento exacto de sus primeros pasos. No obstante, sobre su evolución ulterior existen precisiones abundantes que nos posibilitan rehacer, paso a paso, su desarrollo histórico, cumplido su primer sesquicentenario de existencia y transitando, además, sus tres primeros lustros en el siglo XXI.
¿Qué es un supertorneo?
Buscar en cualquiera de las magníficas enciclopedias donde se atesoran conocimientos universales sobre el noble juego, resultaría infructuoso, ya que no hallaríamos una definición o al menos un intento capaz de satisfacer nuestra interrogante. Por tal motivo, se hace necesario su conceptualización y para ello nos auxiliamos del sistema elo, con sus muchas ventajas y no pocas desventajas.
Este instrumento estadístico que puede emplearse también en otras disciplinas deportivas, fue adoptado oficialmente por la FIDE en el Congreso de Siegen 1970. Un detallado estudio sobre su aplicación en diferentes épocas arrojan resultados de sumo interés, mas, una constante se ha evidenciado con nitidez, todos los jugadores pertenecientes a la vanguardia invariablemente, al menos en algún momento de sus respectivas carreras, han logrado 2600 o más en su cotización personal. Si hacemos una búsqueda de los principales ajedrecistas en el decenio 1970/1979, nos sorprenderá conocer que jamás se sobrepasó la cifra de 18 jugadores (en 1974) con dicho guarismo, sin embargo, ya para entonces, Bobby Fischer se las había ingeniado para ser el primero en sobrepasar la cota de los 2700. Entonces, a partir de 1974, comienza un lento, pero sostenido asalto de 15 grandes maestros, que hicieron méritos suficientes para incluirse en el Club de los 2700, entre ellos, quienes llegarían, en sus respectivos momentos, a convertirse en inquilinos reales, Karpov, Tahl, Kasparov (no contento con ese guarismo, se las arregló para sobrepasar los 2800 en 1990), Anand, Kramnik y Topalov. Sin embargo, en las siguientes décadas se apreció un significativo incremento en el número de ajedrecistas que habían podido traspasar el umbral de los 2600, para adquirir su membresía en la élite del mundo de los trebejos y que continuaban empujando con gran ambición para sobrepasar los 2700 y soñar con los 2800, sin dudas, una alucinante carrera, donde muchos han sido los aspirantes, pero escasos los elegidos.
Al hacer un recorrido histórico por las listas elo vemos que solamente 123 trebejistas, desde Enmanuel Lasker (1897) hasta Kiril Alekseenko (2019), han logrado superar los 2700, mientras que los 2800, solamente han podido sobrepasarlos 13. Resulta fácil comprender que alrededor de 250 jugadores hayan conseguido agenciarse, en algún momento de sus carreras deportivas, los 2600 o más.
Ahora bien, en mi opinión, un supertorneo es todo aquel evento donde 3 o más jugadores se enfrenten entre sí y la media de sus respectivos elo oscila entre los 2576 y 2600, por lo que este concepto será aplicable a todos aquellos certámenes que han militado en la CAT XIV en adelante.
Como elemento curioso les muestro la TABLA I, donde se puede apreciar los primeros torneos celebrados en la historia del juego ciencia, según sus respectivas categorías. El primero de estos clásicos se realizó en las postrimerías del siglo XIX en San Petersburgo 1895/6 y que alcanzó una CAT XV, según el baremo del elo. Desde entonces y hasta finales de 2019 se habían efectuados en todo el planeta 747 eventos de esta naturaleza.
La TABLA II es una invitación para que pueda observarse la lenta, pero sostenida evolución por la cual han tenido que transitar los supertorneos en pos de incrementar su fortaleza históricamente. No obstante, a través de su lectura saltan a la vista, aspectos cuyas aristas resultan interesantes y curiosas, veamos:
• El ajedrez moderno, al cumplir su centenario de vida, solamente había podido realizar 13 eventos con CAT XIV o más.
• Ya para su primer sesquicentenario el ajedrez de torneo había logrado incrementar la cifra hasta 268, mas, durante la última década del siglo XX, se realizaron 170 torneos, pero lo llamativo aquí resultó ser que entre 1991/2000, se jugaron por primera vez lides de CAT XVIII a la XXI, gracias a lo cual es considerado este decenio como el “Big Bang”, en los anales del noble juego.
• La primera década del siglo XXI demostró un significativo incremento en la cantidad de supertorneos realizados, baste acotar que fueron computados 228 de ellos y, por primera ocasión, el mundo fue testigo de un torneo con CAT XXII.
• El lustro 2011/2015 también ha sido prodigo en la realización de estos certámenes extra clase al contar con 146. Aquí lo anecdótico y curioso, corrió a cargo de la actividad realizada por los organizadores en 2014, cuando se efectuaron 31 de estos eventos, la mayor cifra jamás alcanzada siempre. Pero hay más, ese propio año se lograrían torneos que militaron en todas las categorías reconocidas por la FIDE, desde la XIV hasta las XXIII, está ultima haciendo su debut en Saint Louis y Zurich respectivamente.
• Para lograr incrementos en la categoría de los torneos, los organizadores han dado prioridad a la conformación de nóminas con pocos jugadores, siempre de élite, que deberán enfrentarse, al menos en dos ocasiones. Incluso han adoptado la alternativa de invitar a un número impar de jugadores, garantizando días libre adicionales y de ese modo, lograr acortar la duración del torneo.
¿Se logran normas de GM en estas lides?
Aunque parezca paradójico, la respuesta es un rotundo sí, mas, la conquista de la misma presupone la ocurrencia de varios factores, entre estos se destaca el que no siempre el aspirante a las siglas de GM tiene acceso a jugar en un supertorneo, bien porque el Elo bajaría mucho la media del mismo o que no fuese invitado por no ser ciudadano del país organizador. Después de cumplir con estos “trámites”, queda aún el más difícil para el trebejista, ¡jugar bien!
Antes de 1970, cuando la FIDE todavía no había adoptado el Elo para otorgar títulos en función de la categoría de los torneos, solamente Aivar Gipslis había obtenido su pergamino en un supertorneo, el efectuado en Moscú/67 (CAT XIV), donde realizó una estupenda faena, al concluir la justa invicto con 10 puntos de 17, empatando los lugares del 2do al 5to.
Parece existir una especial predilección de los MM.II para desempeñarse en torneos de CAT XIV y alcanzar normas de GM, como han sido los casos de Vladimir Tukmakov, (exURSS) en Moscú/71; Oliver Renet (FRA) en Clermont-Ferrand/89; Vladimir Epishin (ex URSS) en el 57 Ch.URSS Leningrado/90; Gerard Hertneck (GER) en Munich/91; Vladimir Kramnik (RUS) e Igor Jenkin(ISR) en el 3er Chalkidiki/92; Friso Nijboer (HOL) en Groninga /92; Peter Leko (HUN) 56 Wijk aan Zee/94; Alexander Morozevich(RUS) en Alushta/94; Andrei Volokitin(UKR) en Portoroz/01; Ding Liren (CHN) en Ch.China/09; Diego Alsina(ARG) en Barcelona/09; Jean-Francois Jolly(FRA) en 91th Ch.Francia/16 y Haik M.Martirosyan (ARM) en 77th Ch.Armenia/17.
Como casos significativamente sobresalientes y que se apartan de esta categoría para vencer normas, están el ruso Marat Makarov en Novosibirsk/95, el francés Etienne Bacrot en Enghien les Bains/99 y el armenio Manuel Petrosian en Lake Sevan/17, todos ellos en la (CAT XV). De interés para destacar hallamos las actuaciones de los españoles Miguel Illescas y Pablo San Segundo, quienes constituyeron honrosas excepciones de la regla. Miguel logró su primera norma en Linares/88, lid que alcanzó la CAT XV, mientras que Pablo concretó su hazaña en el Comunidad de Madrid/95, evento de CAT XVI, en ambos casos obteniendo el 50% de los puntos en litigio.
¿Muchas o pocas partidas con definición?
Con frecuencia, los aficionados, tanto los de café, como los que poseen conocimientos más sólidos, aplauden o critican los torneos de elevada categoría. Los que se oponen, esgrimen el alarmante número de empates que se producen en los mismos. Baste acotar aquí, que cuando se habla de una nómina de elite, donde la correlación de fuerzas entre los contendientes y su coeficiente elo es bien homogénea, cabría esperar resultandos tendientes a la nulidad, sin embargo, no siempre se obtiene una gran cantidad de empates, como podría esperarse, pues siempre, el ingenio humano, se las arregla para cumplir con la certeza del refranero popular al sentenciar “que no existe una regla sin excepción”.
Un estudio estadístico de estos 747 eventos nos proporciona resultados de sumo interés y que pueden apreciarse en la tabla III. Un somero análisis en ella nos evidencia cuán errados están aquellos que piensan y se manifiestan en contra de los supertorneos por considerarlos aburridos y donde la alarmante cantidad de tablas haga decaer el interés, tanto para especialistas como a los aficionados. Fuera de dudas, esto constituye un sofisma. Cuando analizamos los resultados globales en los eventos que militan entre las categorías XIV y XVII se aprecia, en todos los casos, que los índices de partidas definidas sobrepasan ampliamente el 50% de efectividad en partidas definidas. Incluso en la XVII se logra la mayor efectividad con el 58,7%, pues 47 de los 80 eventos sobrepasó el 45% de partidas definidas. Ahora bien, cuando analizamos las lides desde las categorías XVIII a la XXII, apreciamos valores porcentuales bien alejados de la media y se tornan significativamente bajos, especialmente en las categorías XXI y XXII. Por ejemplo, si analizamos el período 2015/2019, los últimos 23 certámenes celebrados con estas categorías, ninguno de ellos siquiera, se aproximó al 40% de partidas definidas.
Válido es recordar que durante el siglo XX, el máximo y el mínimo en los super clásicos mostraron marcada preferencia por la CAT XV, ya que en Naumheim-Stuttgart/37 venció Max Euwe con 4 puntos de 6 posibles, pero de las 12 partidas celebradas, 10 de ellas concluyeron en victorias, para un respetable 83,3%; mientras tanto el reverso de la medalla se produjo en Ter Apel/94, cuando 13 de las 15 partidas finalizaron con la división del punto y un pobrísimo 13,3% de partidas con vencedor. Aquí se adueñó del lugar de honor Rustam Dautov. Pero hay más, ya que en el presente siglo se efectuó un CAT XVIII, en Dortmund/04, donde sus 12 partidas finalizaron empatadas. Hasta el momento, la máxima categoría alcanzada en torneos ha sido la XXIII, lograda en 2014 en la II Copa Sinquefield en Saint Louis(USA) y en Zurich CC Classical (SUI), mas, lo impresionante aquí fue el hecho de que en el clásico estadounidense hubo el 46,7%, gracias a que de las 30 partidas celebradas, 14 tuvo un ganador, mientras que en el evento europeo, se logró el 53,3%, al proclamarse 8 vencedores en los 15 cotejos realizados.
Al adentrarnos en el mundo de los supertorneos, debemos considerar que la fortaleza de sus integrantes es elevada y homogénea, razón por lo cual, obtener un desequilibrio en las partidas, suficientes para lograr la victoria, se hace bien difícil, es por ello, que si de 20 partidas realizadas en estos clásicos, al menos 9 tengan un vencedor, o sea, un 45% de definiciones, podríamos considerar que se ha logrado resultado altamente positivo.
¿Cuál ha sido el más fuerte de siempre?
El abanico de posibilidades para conformar un torneo élite presenta un amplio espectro, donde el número de participantes y el de partidas entre ellos, juegan un rol protagónico decisivo. Es por ello que pronunciarse en torno a dilucidar el veredicto de “más fuerte”, resulta sumamente delicado y en extremo difícil. Solamente la adopción de una filosofía abierta y con grandes dosis de flexibilidad, nos permitirá establecer los nexos necesarios.
Como puede apreciarse en la tabla II, la inmensa mayoría de los supertorneos hasta el 2000 se clasificaban entre las categorías XIV a la XVIII, 255 en total, mas, durante el decenio de despedida del siglo XX, se efectuaron 13 certámenes que se incluyen entre las categorías XIX y XXI respectivamente.
En la TABLA IV pueden apreciarse los 20 supertorneos más fuertes de siempre atendiendo a su Elo medio descendente, mas, lo curioso resulta ser que no aparecen eventos realizados en el siglo XX, ni tampoco, ya en este siglo, los celebrados entre 2001 y 2009. No resulta mera casualidad el hecho de que 2 de los primeros 5 eventos más fuertes de siempre, se hayan efectuado entre pocos jugadores a doble vuelta, fórmula esta muy socorrida para este mundo de categorías estelares, aspecto este que propicia concentrar óptimamente las fuerzas. Probablemente, si se insiste en emplear esta alternativa y gracias al creciente número de jugadores que son capaces de franquear exitosamente el envidiable guarismo de los 2700 y, aunque contados, ya aparecen los que persiguen militar en el selecto Club de los 2800, entonces, cabe esperar, quizás antes de concluir el primer cuarto del siglo XXI, un torneo de categoría XXIV !!.
En mi opinión, merece especial atención aquellos torneos con 10 o más jugadores, ya que una somera reflexión nos permitiría contactar los enormes escollos y dificultades de toda índole que deben salvar los organizadores a fin de aglutinar una verdadera constelación de estrellas, logrando, además, una media Elo sumamente elevada. Por ejemplo, es menester señalar que entre las CAT XXII, aparecen los realizados en Stavanger (NOR) en 2015 y 2019; Copa Sinquefield (USA)en 2015, 2017 y 2019; Zagreb (CRO) en 2019 y Londres (ENG) 2015 y 2016, todos ellos con una decena de trebejistas.
Si hurgamos un poco en la historia recordaremos el excelente desempeño de Karpov en el XII Ciudad de Linares 1994, donde se dieron cita las principales celebridades del orbe, alcanzándose la poca usual cifra de 63,7% en el índice de partidas definidas y donde Anatoli consiguió agenciarse un sensacional récord para estas lides de CAT XVIII, al obtener un performance rating de 2977. Aquí también se produjo una marca de difícil acceso, cuando Karpov logró el score perfecto en las 6 primeras rondas. Como reverso de la medalla de “Tolia”, se presenta la marca más adversa de derrotas sucesivas en el mundo de los supertorneos, la cual le pertenece al islandés Johann Hjartarsson con 10, estas se produjeron en las 6 últimas rondas de VII Ciudad de Linares y las 4 primeras del Memorial Euwe en Amsterdam, ambos con militancia en la CAT XVI y celebrados en 1989.
Sería imperdonable no hacernos eco aquí de la magnífica actuación de Veselin Topalov cuando se proclamó campeón mundial en San Luis Argentina 2005, al computar 6,5 puntos en las 7 primeras rondas (empate en la segunda ante Anand) y la fantástica labor desplegada por Fabiano Caruana en el II Sinquenfield (USA), cuando desde el 27 de agosto hasta el 3 de septiembre 2014, consiguió hilvanar siete victorias al hilo, nada más y nada menos, que en el segundo clásico de mayor fortaleza realizado siempre.
¿Quién ha ganado más supertorneos?
Ya se sabe que los eventos estelares lograron su gran notoriedad a partir de los 80, sin embargo, su espectacular explosión aconteció en la década de los 90. Ahora bien, con el advenimiento del siglo XXI este fenómeno alcanzó cotas insospechadas, como cabría esperar.
Les muestro la TABLA V donde les relaciono el avatar de los campeones mundiales en sus intervenciones en estos magnos clásicos. Esto obedece a que, con un sentido de justicia, cada monarca ha dominado toda una época, demostrando al menos, ser el primero entre sus iguales. Claro está, especialistas o no coincidimos que no existe una regla que pueda ufanarse de carecer de excepción.
De los 20 reyes de siempre, solamente la trilogía formada por Wilheim Steinitz, Alexander Aliojin y Robert Fischer, jamás alcanzaron victoria alguna en estas justas, aunque en honor a la verdad, sus participaciones fueron bien escasas.
Con relación a la frecuencia para ganar eventos extraclase en función de sus intervenciones, resultan impresionantes y espectaculares, los logros de Kasparov, quién alcanzó una victoria cada 1,28 torneos y triunfó en el 78% de los 50 torneos que jugó. También para recordar fue la actuación de Enmanuel Lasker, puesto que ganó un torneo cada 1,33, aunque solamente intervino en cuatro de ellos. Esta original troika la cierra el actual soberano del ajedrez mundial Magnus Carlsen, que hasta diciembre 2019 había vencido en cada 1,83 torneo que había intervenido, o sea, ha triunfado en el 54,7% de los 75 eventos que ha jugado.
Carlsen, es un genuino hijo de su tiempo, ha participado en 40 supertorneos correspondiente a las categorías XXI a la XXIII, venciendo en 23 de ellos, suficientes para una eficiencia de 57,5%. Otra manera de interpretar estos resultados sería ver como en los de categoría XXI y XXIII se ha alzado con la victoria en el 50% de los casos, mientras que en la XXII es del 63,6%. En base a su juventud y proverbial fortaleza de juego, cabe esperar que en un futuro bien cercano pueda igualar e incluso superar al mítico “Ogro de Bakú”.
Kasparov posee la mejor frecuencia de triunfos en supertorneos. Carlsen, por ahora, se mantiene acechándolo.
Resulta comprensible considerar que el ajedrez, como el cine posean un “sistema de estrellas” que han coexistido con todos los monarcas que han reinado y los cuales han podido triunfar en eventos al más alto nivel.
El GM soviético Leonid Stein (1934/1973) solamente intervino en tres eventos de CAT XIV, dos de ellos celebrados en Moscú 1967 y 1971 y en Los Angeles 1968, sin embargo, tuvo el inmenso privilegio de obtener o compartir el lugar cimero en todos ellos. Otros de la “vieja guardia” que se han destacado en esta categoría, como consistentes ganadores han sido el armenio Rafael Vaganian y el ruso Eugeni Bareev.
Entre los jugadores “históricos” y que han sido ganadores reiterados en lides de CAT XV aparecen Alexander Beliavsky y Jan Timman. En cuanto a la CAT XVI y XVII se ha destacado sobremanera como conquistador de primeros lugares el ucraniano Vasili Ivanchuk. Los CAT XVIII y XIX tienen su encanto y nos causa admiración recordar que en los dos primeros con CAT XVIII, Reggio Emilia y Moscú, ambos en 1992, triunfase el excampeón mundial Vishy Anand, mientras que en el de CAT XIX, Dos Hermanas y Novgorod, ambos en 1996, vencería el entonces joven Veselin Topalov, actualmente ex rey del orbe. Ya en el siglo XXI, el francés Maxime Vachier-Lagrave mostró una singular predilección por jugar en la bella ciudad suiza de Biel, en sus torneos con categoría XIX, donde vencería en buena lid en las ediciones correspondientes a 2009, 2013, 2014 y 2015.
Transcurrida buena parte del presente siglo, se observa que algunos de los certámenes de mayor fortaleza, no siempre son conquistados por el monarca o el que fue inquilino de la casa real, sino por jóvenes gladiadores, quienes, con arrojo y valentía, pretenden la corona mundial, gracias a ello han hecho realidad su sueño de tocar la fama con sus manos. Entre todos destaca un trio conformado por Sergei Karjakin (6 triunfos en eventos de categoría XX a la XXII); Levon Aronian (12 victorias en similares categorías) y Fabiano Caruana que ha logrado vencer en 9 lides entre las categorías XX a la XXIII.
Como pincelada curiosa, resulta destacable entre los jugadores que formaban el firmamento ajedrecístico de los 60 y 70, el GM danés Bent Larsen, quien pese a ser un reconocido vencedor de torneos internacionales, jamás pudo obtener el triunfo en los 18 que intervino, sin embargo, se hizo acreedor del poco envidiable récord de finalizar en el sótano en 6 de ellos.
Fuente: chessbase.co