El gran maestro de Azerbaiyán superó al chino Ding Liren en las partidas rápidas de desempate
Por Federico Marín Bellón
Teimour Radjabov, campeón de la Copa del Mundo de Ajedrez. Foto: FIDE |
Nadie apostaba por Teimour Radjabov en la Copa del Mundo de Ajedrez, pero el gran maestro de Azerbaiyán, fuera de la élite desde hace años, es un enemigo muy difícil. Todavía joven, con 32 años, comete muy pocos errores y no se pone nervioso en los apuros de tiempo. Y sobre todo, tiene tanta confianza en sí mismo que ni siquiera cuando perdió la segunda partida de la final contra Ding Liren (26), grandísimo favorito, sintió que el título se le escapaba.
Al final, fue necesario llegar a las partidas más rápidas de desempate, a un paso del Armagedón. Radjabov ganó las dos, primero con negras y luego, con Ding Liren obligado a ganar, mantuvo el tipo hasta que los riesgos obligados de su rival le abrieron el camino a una nueva victoria. El azerí hizo valer su mayor experiencia, sobre todo en duelos personales, ya que, como recordó después, ha vivido algunos dramáticos a lo largo de su carrera.
Los dos finalistas jugarán el torneo de Candidatos y ambos tendrán sus opciones de convertirse en el próximo retador de Magnus Carlsen. Por el camino, algún comentarista llegó a escribir que el sistema nervioso del azerí no era el adecuado, pero después de recibir una impecable lección estratégica por parte de Ding Liren, en la siguiente partida logró colocar una «receta» contra el jugador chino, al que desarboló gracias a una línea que traía preparada desde el laboratorio. El ajedrez de primer nivel es así y el trabajo siempre acaba por rendir beneficios. Radjabov, además, estaba «muy motivado», como declaró tras su triunfo, y supo resolver los numerosos problemas que le plantearon sobre el tablero.
Radjabov solo ha perdido una partida de toda la Copa del Mundo, en 26 días de juego y casi treinta encuentros. Su derrota llegó contra el dignísimo finalista, al que luego le faltó rematar alguna posición ventajosa. El vencedor se apuró con frecuencia de tiempo, frente a un rival que además gestiona el reloj (y otras cosas) como una máquina, pero luego tuvo la enorme virtud de mantener la calma y encontrar casi siempre las mejores jugadas. Ha regresado, más maduro y más peligroso que nunca, Aún no tiene el Elo que alcanzó en 2012, al borde de los 2800 puntos, pero talento le sobra para conseguirlo.
El campeón, por otro lado, es un jugador muy criticado por su excesiva afición a las tablas, aunque en la ciudad siberiana de Khanty-Mansiysk demostró que sabe arriesgar cuando se siente inspirado o cree que es necesario. Casi nadie apostaba por él, pero ya está otra vez entre los diez mejores del mundo.
Por parte de Ding Liren, su torneo ha sido muy bueno, pero quizá ha dejado ver sus costuras y, de repente, no parece tan difícil de roer para un jugador como Carlsen. El jugador chino declaró en la rueda de prensa posterior al torneo que le costó mucho recuperarse de la derrota en la tercera partida contra Radjabov.
Maxime Vachier-Lagrave quedó tercero, por cierto, en un duelo por la medalla de bronce contra Yu Yangyi que no importaba demasiado, una vez que ambos se quedaron fuera de la clasificación directa para el torneo de Candidatos que proporcionaban las dos primeras plazas.
Fuente: https://abcblogs.abc.es