Hay motivos para creer que, con la madurez y experiencia de sus 35 años, Levón Aronián es el principal favorito para ganar el Torneo de Candidatos en Berlín del 10 al 28 de marzo y disputar el título a Magnus Carlsen en noviembre. Una de esas razones es su triunfo en el XVI Tradewise Gibraltar, el mejor abierto del mundo, que se cierra con otros dos grandes héroes: la veterana sueca Pía Cramling y el adolescente español Lance Henderson.
El pletórico armenio, 5º del mundo en este momento, ídolo de masas en un país donde el ajedrez es tan popular o más que el fútbol, superó primero a Hikaru Nakamura, el ganador de las tres ediciones anteriores, y luego a Maxime Vachier-Lagrave, 6º del mundo, en un cuádruple desempate rápido de gran emoción. Y su discurso en la cena de clausura fue sustancial: “Hacía trece años que no había jugado ningún torneo abierto, y aquí he podido comprobar lo difícil que es ganarlo; mucho más que antes, porque la preparación técnica de los jugadores que aún no han llegado a la élite es ahora muy buena. Eso ha hecho que mi respeto por Nakamura aumente mucho; ganar este torneo tres años seguido tiene un mérito enorme”.
Que el primer cabeza de serie en la lista inicial de 276 participantes gane el torneo no es una sorpresa. Pero sí lo es que la única jugadora mayor de 40 años de las 40 primeras del mundo supere en Gibraltar a todas las demás mujeres, que incluían a nueve de las doce primeras del escalafón. La proeza de Pía Cramling a los 54 incita a pensar que la escasez de jugadores de esa edad en la élite quizá no se deba a cuestiones biológicas, sino más bien a la motivación.