La Olimpiada de Bakú declara la guerra a los tramposos
El paso obligatorio por el escáner, registros aleatorios a los jugadores, software de vigilancia avanzado, entrega de móviles, bolígrafos y otros objetos antes de empezar a jugar… Las medidas contra las trampas en la Olimpiada de Ajedrez de Bakú, que empieza en un par de días, son las más estrictas de la historia. Todo para evitar sucesos tan lamentables como los protagonizados por la selección francesa hace seis años en Khanty-Mansyisk. De aquel equipo galo, en el que estuvo implicado hasta el entrenador, sobrevive el bueno de Maxime Vachier-Lagrave, actual número dos del mundo. Esperemos que tampoco se produzcan noticias trágicas, como en Trömso hace dos años, cuando fallecieron dos ajedrecistas.
La edición número 42 de la Olimpiada superará además el récord de participantes, con 183 países. Es imposible encontrar tal variedad de jugadores juntos en ningún otro deporte. Será una fiesta espectacular, del 1 al 14 de septiembre. Más de tres mil personas (jugadores, árbitros, congresistas…) han volado a Bakú en los últimos días, mientras que unos cuantos todavía esperan poder hacerlo a tiempo, si se resuelven los problemas.
Azerbaiyán, como país organizador, presenta tres equipos masculinos y otros tres femeninos. A los dos españoles cabe añadir la «filial sueca» capitaneada por los Bellón, con la jovencísima Anna Cramling Bellón al lado de su madre, Pia Cramling, y de su padre, el gran maestro Juan Manuel Bellón, entrenador de la selección. Los favoritos son Rusia (media de 2768 puntos Elo), Estados Unidos (2761), China (2743), Azerbaiyán (2715), Ucrania (2698) y Francia (2693). España, con 2628 puntos de media, parte en la posición numero 13. En categoría femenina, destacan China (2557), Rusia (2504), Ucrania (2503), Georgia (2488) e India (2431). España (2312) ocupa de entrada el puesto 14.
Decálogo anti-trampas
1. Antes de cada ronda, los jugadores y los entrenadores (o capitanes) pasarán por un escáner de rayos X, similar al de los aeropuertos, para poder entrar en la sala de juego.
2. Todos ellos deberán dejar sus móviles, relojes inteligentes y bolígrafos, que serán custodiados hasta que abandonen el local, una vez terminadas las partidas.
3. En cada ronda, se realizarán chequeos a unos 30 o 40 jugadores, de forma aleatoria. Los árbitros del comité anti-trampas llevarán escáners de mano y detectores, con los que revisarán a los participantes durante unos pocos segundos.
4. Si se encontrara algún indicio sospechoso, los jugadores serán conducidos a una sala privada, donde se les practicará un registro más exhaustivo. Si alguien se niega, se le dará la partida por perdida.
5. Se prestará especial vigilancia a las partidas entre los equipos mejor clasificados. Así, una veintena de los maestros seleccionados serán los que jueguen en las cinco primeras mesas de las categorías absoluta y femenina.
6. Una vez terminadas las partidas, otros cinco o diez jugadores serán elegidos al azar y se revisarán en privado sus bolsas o cualquier cosa que lleven. En estos casos, el árbitro que los registre deberá ser del mismo sexo que el jugador.
7. Todas las partidas de todas las rondas pasarán el filtro del profesor Ken Regan, a través de un programa informático capaz de detectar, supuestamente, que un jugador ha recibido ayuda. Cabe recordar que hace poco, en un torneo por internet organizado por el portal ICC, saltaron las alarmas por el juego casi perfecto de un ajedrecista anónimo. Resultó ser Magnus Carlsen. En este caso, el programa servirá para detectar posibles irregularidades e intensificar los registros en los casos descubiertos.
8. El equipo de árbitros especializados en la lucha contra el fraude asciende a quince, capitaneados por el alemán Klaus Deventer.
9. Se vigilarán también (una vieja demanda de Bobby Fischer) las conversaciones entre jugadores y capitanes, que deberán atenerse a lo permitido por el reglamento de ajedrez y realizarse siempre en presencia de algún árbitro. Mientras sus partidas sigan en juego, esto incluye la cafetería, la zona de fumadores y otras áreas del torneo, no solo la sala de juego.
10. Los jugadores, obligados a transcribir sus partidas, como siempre, solo podrán utilizar los bolígrafos facilitados por la organización. Adiós al «boli de la suerte».
Multitud de antecedentes
Si crees que todas estas medidas son exageradas, puedes echar un vistazo en este enlace a los casos detectados en los últimos tiempos. Además de los «tramposos del SMS» ya citados, se ha descubierto a algún jugador con móviles pegados a las piernas, con dispositivos ocultos en zapatos, a un ciego y a un alcalde fulleros, un aficionado italiano demasiado amigo del código Morse… Y también claro, hemos sufrido ejemplos injustificados de cazas de brujas. Evitar que esto también se repita será una de las misiones más importantes que tienen los árbitros por delante.
La imagen de arriba corresponde a la Olimpiada de Dresde, en 2008. Fue tomada por Ralf Hirschberger (EFE)
Fuente: http://abcblogs.abc.es/