Carlsen, en distancias cortas
El campeón del mundo contenta a sus patrocinadores noruegos en el World Mobile Congress de Barcelona
Acostumbrado a ser el foco de atención de grandes masas, sobre todo en su país, a Magnus Carlsen le gusta pasear entre los cien mil visitantes que ocupan los cien mil metros cuadrados del World Mobile Congress
de Barcelona sin que casi nadie reconozca al campeón del mundo de
ajedrez. "Aunque yo sea del Real Madrid, Barcelona me gusta mucho",
admite, antes de derrotar a diez privilegiados en una exhibición de
partidas rápidas en el pabellón noruego.
Cinco minutos para sus rivales, sólo uno para el campeón, lo que le
obliga con frecuencia a ver la mejor jugada en un segundo, o incluso
menos. ¿Cómo hace eso? "Es lo que se llama reconocimiento de patrones.
Los grandes maestros, que empezamos a jugar desde niños, hemos visto
miles de partidas, propias o ajenas; muchos esquemas típicos de piezas y
peones se nos quedan grabados en la memoria, lo que facilita la
elección del mejor plan estratégico, y en concreto de la próxima
jugada", explica el noruego, de 24 años. Casi siempre muy modesto, no
añade que su memoria es la de un superdotado: a los cinco años era capaz
de recordar las capitales, banderas, superficies y número de habitantes
de todos los países del mundo.
Uno de sus patrocinadores noruegos ha invitado a diez empleados de
otras compañías tecnológicas al gran privilegio de sentarse a jugar con
quien está llamado a ser uno de los mejores ajedrecistas de todos los
tiempos. Tres de esos adversarios son españoles, y uno de ellos, el
valenciano José Lorenzo Vanaclocha, es quien más cerca está de arrancar
un empate, o incluso una victoria: "He llegado a pensar que podía ganar a
Carlsen, porque mi posición era realmente ventajosa. Pero la presión
que sufres ahí, sentado frente a él, con el reloj corriendo, es muy
difícil de soportar, y al final he tenido que rendirme". Pero se lleva
un recuerdo "maravilloso" y con un regalo especial: "Magnus me ha
reconocido después que se veía mal, y me ha enseñado mi mejor plan. Ha
sido muy amable conmigo".
Tras la exhibición, mientras el número uno firma los
inevitables autógrafos, su representante, Espen Agdestein, se muestra
muy contento sobre las actividades comerciales del nuevo héroe nacional
noruego: "Estamos reforzando los patrocinios en EEUU, donde sería muy
importante que el ajedrez ganase en popularidad, porque eso repercutiría
mucho en el resto del mundo". Y la fiebre del ajedrez continúa en
Noruega, pero con un componente de especial interés: "Estamos muy
impresionados por el perfecto maridaje entre ajedrez y tecnología del
siglo XXI que están logrando las televisiones noruegas para retransmitir
partidas en directo. La calidad es ahora mucho mayor que hace sólo diez
años, y eso puede ser un modelo para que en otros países se haga lo
mismo", añade.
El ambiente alrededor es muy exclusivo; el pase más barato para el
World Mobile Congress cuesta 1.000 euros, y el más caro 6.000. Corre el
cava entre los invitados, que riega generosas cantidades de salmón
noruego. Carlsen y Agdestein dedican febrero y marzo a contentar a sus
patrocinadores, con la perspectiva de un periodo de intenso
entrenamiento en la primera quincena de abril, antes del durísimo torneo
de Shamkir (Azerbaiyán).
Carlsen, muy relajado tras cumplir con sus compromisos y saludar a
todo el mundo, recuerda su visita anterior a Barcelona: "Fui a ver un
Barça-Madrid en el Nou Camp que ganó el Madrid. Tuve que refrenar mucho
mis sentimientos en el campo, pero luego me desahogué por completo al
llegar a la habitación del hotel".