Chicas en jaque perpetuo
25/06/2014 – No es fácil explicar por qué las mujeres juegan al ajedrez muchos menos y
generalmente peor que los hombres. Apenas se ven diferencias en la niñez, pero sí entre los
adolescentes, como los que disputan el Campeonato de España sub-14 de
Selecciones Autonómicas en Boo de Piélagos (Cantabria), donde todos los equipos
deben estar formados por 3 chicos y 3 chicas.
La histórica inferioridad femenina en ajedrez se ve menos entre los sub-14
La murciana María Pilar López, de 12 años, tiene una opinión clara:
“Cuando llega la pubertad, muchas chicas pierden interés en el ajedrez
porque les atraen más otras cosas, como conocer gente. En cambio, para
los chicos es muy importante competir y ganar, y están más motivados
para seguir jugando”. ¿Y por qué ella es una de las excepciones? “Porque
otras chicas piensan que esto es un rollo. Creen que tienes que estar
todo el día jugando o pensando en la próxima partida, y no es así. Por
ejemplo, en torneos como éste conoces a mucha gente interesante, y
después de cada partida tienes tiempo para divertirte, y para todo en
general”.
Maria Pilar Lopez |
Las hermanas gemelas Paula y Yaiza Rupérez nacieron en 2003, y por
tanto están llegando a ese momento crítico en que más de un 80% de las
niñas dejan de jugar al ajedrez de competición. Pero una conversación
con ellas indica que es muy improbable que ello ocurra en su caso. Se
las ve muy contentas en el ambiente del deporte mental: “Si consigues
buenos resultados puedes ir por todo el mundo y conocer un montón de
gente. Es muy divertido”, dice Yaiza. Paula añade: “Además, varias de
las competiciones donde vamos son por equipos, y entonces te lo pasas
aún mejor”. Y las dos rematan casi a dúo: “El ajedrez te enseña a ganar y
a perder; eso es muy importante”.
Estas dos sorianas de Almazán reconocen que algunos compañeros de
clase las envidian, pero son más quienes las tratan como las estrellas
del colegio, y eso les gusta. Además, sus padres le echan mucho
entusiasmo para paliar el problema de que Almazán está muy lejos de casi
todo el resto de Castilla y León, lo que obliga a buscar competiciones y
actividades en territorios más cercanos, como Aragón, La Rioja o
Navarra. Yaiza fue campeona de España sub 8; Paula, doble campeona de
Aragón sub 10. A pesar de que el desparpajo, la madurez y la cultura
general que muestran cuando hablan es muy superior a lo normal entre
adolescentes, aún no han dejado la niñez: a Paula le gustan los
dinosaurios; a Yaiza, los caballos y la astronomía; a ambas, el tiro con
arco.
El gran misterio del ajedrez –por qué las mujeres son muy inferiores a
los hombres en número de practicantes y en calidad técnica-
probablemente se difuminará cuando cambien algunas costumbres: en la
mayoría de los países es tan raro regalar una muñeca a un niño como un
juego de ajedrez a una niña. Eso explica que incluso en sub 8 haya más
niños que niñas.
Pero también hay una influencia hormonal, porque el ajedrez es
tremendamente competitivo: la suerte casi no existe; no se le puede
echar la culpa de la derrota al árbitro, al terreno embarrado o a la
lluvia. Cuando llega la pubertad, el cerebro de los niños se inunda de
testosterona, que les incita a competir agresivamente; para la mayoría
de los chicos, ser los mejores en algo es muy importante. A la misma
edad, el cerebro de las niñas se llena de progesterona, y la mayoría de
ellas tiene como prioridad ampliar sus redes sociales y contactos;
competir y ganar no es prioritario a esa edad para las chicas. Es cierto
que unos años después, cuando ingresan en la universidad, muchas se
vuelven muy competitivas, pero ya es tarde desde el punto de vista del
alto rendimiento: recuperar lo que no se progresa entre los 12 y los 18
años es casi imposible.
Los entrenadores de gran experiencia en el trato con niños y
adolescentes aprueban esa teoría. El valenciano Julen Arizmendi,
excampeón de España, pone un ejemplo muy concreto: “Las grandes
jugadoras rusas trabajan con técnicos de primera fila mundial y un
derroche de medios y presupuesto. Sin embargo, hay poquísimas que puedan
competir con los hombres de primera fila, lo que lleva a pensar que hay
una explicación biológica”.
El murciano Abel Ojaos tampoco tiene duda alguna: “Es un proceso
clarísimo y muy repetido. Entre los niños y niñas hay pocas diferencias,
tanto en interés como en calidad. Pero en cuanto las chicas empiezan a
preocuparse por su peinado o por pintarse las uñas, la gran mayoría
desaparece de los torneos. A esa misma edad, los chicos están mucho más
motivados para competir”.
Juan Millán Baizán, delegado de Castilla y León, incide en una
comparación significativa: “En general, las mujeres rinden mejor que los
hombres en la universidad, y sin embargo las adolescentes compiten peor
que los chicos en ajedrez. Eso indica que la teoría hormonal tiene
mucho sentido”.
La gran excepción de la inferioridad de las mujeres en el ajedrez son
las tres hermanas húngaras Polgar, cuyos éxitos contra hombres de gran
nivel han hecho historia. Una de las claves está en su educación: nunca
fueron al colegio, excepto para los exámenes; sus padres las educaron en
casa con el ajedrez como una asignatura más. De modo que la pubertad no
significó ningún cambio para ellas en cuanto al deporte mental, porque
formaba parte esencial de sus vidas.
Algo similar ocurre con la valenciana (de origen catalán) Marta
García, la jugadora con más alta puntuación Elo (1.855) de las
participantes en este Campeonato de España y actual campeona mixta de
Valencia sub 18, a pesar de que tiene 14 años. Nunca ha ido al colegio
porque sus padres son firmes defensores de la educación en casa, y está
convencida de que sus padres han acertado: “Vivo menos estresada, y no
echo de menos la vida social de un colegio porque la practico en otras
actividades, como cuando voy a clases de piano o a los torneos de
ajedrez. Si tengo hijos, y la educación en España sigue entonces tan mal
como está ahora, les ofreceré la posibilidad de que hagan lo mismo que
yo”. No ha sentido la tentación de dejar el ajedrez: “Al contrario,
cuando juego un torneo como éste siento que estoy en mi sitio, donde
debo estar”.
Fuente: www.chessbase.com