A altas horas de la
madrugada
GM. Boris Spassky |
El título de esta crónica nos sirve para recordar con agrado a muchos
grandes colosos del tablero que jugaban sus partidas de torneo hasta pasada la
medianoche!.
Era la época en que existían los “añorados” aplazamientos de partida y que
la F.I.D.E., insistimos, por falta de cultura ajedrecística, se cargó de un
plumazo (??).
Fischer luchó sólo contra un ejército perfectamente sincronizado que quería
“destrozarlo” (¿acaso no lo logró?) a toda costa… .
No vemos motivo alguno por el que ahora no pueda volver a ocurrir lo mismo
permitiendo en las partidas clasificatorias para el campeonato del mundo así
como en el match final, que los cotejos se aplazen.
Que cada cual haga uso entonces de la ayuda de la computadora y de ¡todo lo
que pueda! para reforzar su posición, sea de ataque o de defensa (!?).
Lo que primero lograremos es que los ajedrecistas paren tras cinco horas de
lucha y relajen su mente y con ello,
también, su espíritu creativo.
Luego seguirá el duro trabajo analítico (interpretar el cálculo de los
módulos informáticos, en muchos casos, ¡también cuesta!) y aún así tendrán que
demostrar después sobre el tablero, con las Reglas de Sofía instauradas para
evitar suspicacias, la teórica sabiduría adquirida (!?).
Insistimos, “no es oro todo lo que
reluce” y habrán todavía muchas posiciones difíciles de salvar a tiempo
real, una vez pasadas las primeras jugadas, llamémoslas “seguras”, de las
tandas previas analíticas.
El que mejor domine y controle esta situación terminará venciendo y todavía
seguimos pensando que será el más brillante de los ajedrecistas participantes el
que, aún así, se lleve el triunfo final. Seremos pues muchos más justos y equitativos
que ahora.
Y otra importante consideración. Si la media de duración de las partidas es
de 40 jugadas, esta medida obligará a los ajedrecistas a emplear “aperturas dinámicas”
si no quieren luego verse sujetos, tras el aplazamiento, a los vaivenes
psicológicos que supone comenzar a montar (de repente) en un ¡potro de la tortura!.
Dicho de otro modo, el que mejor llegue al aplazamiento, habrá recorrido un
importante trecho para lograr la tal vez (en una gran proporción) merecida victoria(!?).
Es así de simple. El ajedrez está hecho para pensar y no para que las
partidas se decidan en una “tómbola” como ocurrió en el triste “match de la
vergüenza” organizado por la actual F.I.D.E. de Ilyumzhínov y Makropoulos, organización
mundial que cada día que pasa pierde más crédito por fiascos(*) organizativos
como aquel.
(*) : Desengaño o gran decepción que causa un suceso adverso o
contrario a lo que se esperaba.
A avanzada hora de la madrugada acabaría la 4ª ronda del III Torneo
Internacional de Ajedrez de Linares de 1981, si bien ¡todavía! con una partida
pendiente, pues Kavalek y Bellón volverían a suspender su lucha, después de
siete horas de juego(!?). La posición era favorable al norteamericano, pues a
pesar del equilibrio de material, tenía más avanzados sus peones, en el final
del torres (de hecho Kavalek terminó ganando aquella partida).
También hubo sorprendentes resultados en los restantes cotejos de esta cuarta
ronda:
Larsen-Spassky, 0-1.
Gligoric-Guillermo García, 1-0.
Quinteros-Christiansen, 0-1.
Kárpov-Ribli, tablas y
Portisch-Ljubojevic, tablas.
Ver foto llamada Spassky.
Buen triunfo de Gligoric, quien, en una defensa nimzoindia, consiguió una
mayoría central de peones que se mostró más eficaz que la de su rival en el ala
de dama. Gracias a su ventaja de espacio, Gligoric pudo montar un fuerte ataque
sobre el enroque y, tras ganar la calidad, se impuso sin problemas.
No surgieron complicaciones en las dos partidas que terminaron en tablas.
Portisch no logró ventaja contra la defensa semieslava, del gambito de dama;
mientras que Kárpov, con la apertura inglesa, no consiguió romper la defensa
tipo “erizo” que le opuso Ribli.
El entonces joven gran maestro norteamericano, Larry Christiansen, se situó
al frente de la clasificación al batir al argentino Miguel Angel Quinteros, en
otra defensa “erizo”, con juego restringido, pero sin debilidades y presto al
contraataque. Con un golpe táctico, Christiansen ganó la calidad y se impuso.
La partida más espectacular de aquella jornada, que vamos a ver a
continuación, fue sin duda la derrota de Larsen ante Spassky, por empeñarse a
ganar un final de tablas y caer en una red de mate.
El excampeón mundial Spassky jugó de forma audaz contra la apertura inglesa,
retrasando el enroque para iniciar un ataque y sacrificar después la calidad,
logrando una ligera ventaja, si bien insuficiente para ganar. Soprendentemente,
poco después de reanudar la partida aplazada, el danés cometió un gravísimo
error que dio lugar a un bello remate combinativo.
Ver partida entre Larsen
y Spassky.
La clasificación tras esta cuarta jornada quedó
establecida como sigue:
1. Christiansen, 3,5 puntos.
2.
Kárpov, 3.
3.
Ribli, 3.
4. Spassky,
2,5.
5. Larsen, 2,5.
6. Kavalek, 2 y una partida pendiente.
7.
Gligoric, 2.
8.
Ljubojevic, 1,5.
9. Bellón, 1 y una pendiente.
10.
Portisch, 1.
11.
Guillermo García, 0,5.
12. Quinteros, 0,5 puntos.
A Caissa:
Por amarte así
Por: Angel Jiménez Arteaga