Si no somos capaces de comenzar bien la partida, realizando un 
planteamiento que nos permita alcanzar una posición sana en el medio 
juego, difícilmente podremos mantener grandes aspiraciones. Espero que 
los consejos que os ofrezco para mejorar en la primera fase de la 
partida os resulten útiles.
1.- Seguir los principios fundamentales de la apertura (ocupación del
 centro por los peones, desarrollo de piezas y rápido enroque). 
Sobre todo en las primeras fases del aprendizaje debemos tratar de ser bastante rígidos en cuanto a la aplicación de estos principios.
 En la mayoría de los casos, el primer error que comenten algunos de mis
 alumnos durante una partida se produce por no seguir estas leyes. A 
pesar de conocerlas perfectamente, el jugador está tentado a romperlas 
al encontrar algunas particularidades concretas en su posición que le 
llevan a retrasar el enroque, o no luchar por el centro, o mover la 
misma pieza dos o más veces en plena apertura, o a sacar la dama muy 
pronto…
Es cierto que en el ajedrez moderno los jugadores fuertes rompen en 
ocasiones esas leyes, pero si nos acostumbramos a ello estaremos 
convirtiendo lo excepcional en la regla, con el consiguiente 
deterioro de nuestra posición en pleno comienzo de la partida. Recuerdo 
que hace un tiempo el G.M. Jesús de la Villa me comentaba que 
últimamente se escribían muchos libros que se centraban más en lo 
excepcional que en la regla habitual. Andad con cuidado en este sentido.
2.- No elegir aperturas dudosas (o directamente malas) para nuestro repertorio. 
Las razones por las que incluimos ciertas aperturas en nuestro 
repertorio son diversas. A veces nos gusta el planteamiento que realiza 
algún jugador de élite y queremos imitarlo. Otras veces seguimos la 
recomendación de alguna revista o libro. Otras seguimos el consejo de 
algún amigo ajedrecista o compañero de club. Sea como sea debemos estar 
seguros de la fiabilidad de nuestra elección y para ello hay un camino 
sencillo:  comprobar si Grandes Maestros o jugadores de élite la 
practican con cierta asiduidad.
Las aperturas marginales, gambitos arriesgados y otros intentos 
artificiales de comenzar la partida no solamente no nos ofrecen 
garantías de alcanzar buenas posiciones, sino que casi siempre son 
perjudiciales a largo plazo, al no llegarse con ellas a estructuras 
sanas, cuyo conocimiento ofrecen al jugador patrones correctos que poder
 seguir en el futuro.
A veces el deseo de realizar una celada o truco que ya conocemos en la 
apertura, nos lleva a jugar elecciones poco ortodoxas a partir de las 
cuales, si nuestro rival no cae en la trampa, llegaremos a una posición 
bastante triste.
3.- Ser fieles a lo que conocemos.
A veces tememos la preparación teórica de nuestro rival. Alguien nos 
dice “ten cuidado con Fulanito, que sabe mucha teoría de aperturas” y en
 ocasiones ese puede ser el detonante de querer entrar en variantes poco
 teóricas y que, en realidad, no conocemos. En primer lugar, si es poco 
teórica, puede ser que no sea muy buena, como sugeríamos en el punto 
anterior. Pero además resulta absurdo estudiar unas aperturas y acabar jugando otras por simple cobardía.
 Da igual si mi rival es muy teórico o si prepara muy bien las partidas 
contra sus rivales (en caso de que estemos en un torneo). Salvo en el 
caso de que tengamos un repertorio de aperturas muy amplio (algo que 
sólo puede conseguirse con mucho estudio) debemos de ser fieles a lo que hemos estudiado y tratar de llegar a posiciones que nos resulten familiares.
 La improvisación la podemos reservar para las partidas amistosas, pero 
nunca para las que consideramos importantes. Como decía un amigo mío 
“los experimentos…con gaseosa por favor”.
4.- Mantener cierta “elasticidad” en nuestro pensamiento.
Me explico. Cuando nos familiarizamos con ciertas aperturas, aprendemos 
algunas maniobras o disposiciones de piezas habituales en ellas. Sin 
embargo no podemos pensar que funcionan siempre. No debemos jugar con la idea de realizar ciertos movimientos o aplicar ciertas ideas haga lo que haga mi rival.
Si estoy jugando, por ejemplo, la línea principal de la Ruy Lopez, es 
muy posible que desee realizar la maniobra típica con la que se lleva el
 caballo de b1 hasta g3 (Cb1-d2-f1-g3). En la mayoría de los casos será 
bueno realizarla, pero no debemos “jugar con el piloto automático” y 
realizarla siempre, sin atender a las posibles variaciones en las 
características de la posición dependiendo de las jugadas o intenciones 
de mi adversario.
Por lo tanto debemos atender al juego de nuestro rival, evaluando 
bien las características de la posición, sin dar por hecho que ciertas 
jugadas son buenas en determinadas aperturas. Lo mejor es prestar 
mucha atención a la estructura de peones y al tipo de centro que se 
alcanza, que normalmente es un factor decisivo para elegir el plan (y 
por tanto las maniobras y disposición de piezas adecuados).
5.- No fiarse de todo lo que se lee.
No todas las publicaciones ofrecen la misma calidad, ni todas están lo suficientemente actualizadas. No
 hay que creer a ciegas lo que dice un autor (ni siquiera en el caso de 
que el autor sea yo). Hay algunos libros que se han escrito en un par de
 días (con suerte) y por la red se pueden encontrar artículos y consejos
 de todo tipo. Lo mejor es ser crítico con todo el material que llega a nuestras manos.
Si mantenemos dicha actitud crítica podremos investigar por nuestra 
cuenta, consultar las partidas de nuestras bases de datos, usar módulos 
de análisis para algunas posiciones. Ni siquiera con ese trabajo podemos estar seguros al 100% de casi nada. Pero por lo menos es un buen comienzo.